jueves, 21 de abril de 2011

UNA EXTRAÑA PAREJA? INGENIERÍAS Y BIOÉTICA

Hace un tiempo, un apreciado amigo ingeniero y docente de una Facultad brasileña de su especialidad, en amena plática, me preguntó: Es posible que asistamos algún día a que en las aulas de ingeniería se hable en algunas asignaturas de su relación con la Bioética? Por supuesto que su interrogación tenía tintes de incredulidad, por lo que recurrí a mi formación investigativa para poder responder una pregunta de tal calibre, dejando a salvo que si bien soy investigadora y dedicada a la Bioética, soy primero abogada (cosa que lo desconcertó aún más). Hete aquí las fundamentaciones científicas que dejé en ese entonces  por supuesto que más ampliadas y respaldadas, dado que el café lo estoy tomando sola en estos momentos y pocas distracciones me  abstraen del teclado y la pantalla.
Somos todos partícipes de una crisis ecológica que ha tomado tal dimensión, que desde hace un tiempo ha comenzado a preocupar a los estamentos gubernamentales y generado cúpulas internacionales para preservar la vida del planeta, lo que ha dado lugar al nacimiento de un discurso de carácter bioético a nivel global.
Este discurso no sólo se ha encontrado en los documentos internacionales, sino también en todos los medios de comunicación disponibles y hasta en la literatura no tradicional de la bioética, como puede ser el género de ciencia ficción que cada día nos presenta un futuro caótico como advertencia, y no por pertenecer a ese tipo literario resulta de poca entidad o seriedad (alguien se atreve a cuestionar hoy a Julio Verne o a Isaac Asimov?). Lamentablemente, muchas veces los catedráticos olvidamos ese tipo de lecturas que constituyen fuentes históricas y orientativas que sirven a la hora de poder hacer más amena una clase y lograr una actitud más reflexiva por parte del educando, de la que pueden surgir gran cantidad de ideas positivas.
Cuando vamos a las fuentes naturales de la Bioética, en cuanto al análisis de sus capítulos especiales, resulta insoslayable la lectura de “Global Bioethics” de Van Rensselaer Potter, quien concebía como centro de entendimiento de la crisis ambiental global una materia de cualquier plan de estudios de las Ingenierías, llamada Termodinámica, consistente, básicamente, en la aprehensión del conocimiento de las reglas de intercambio de energía entre dos sistemas (curiosamente, la asignatura que dictaba mi amigo).
De la misma manera, Potter esgrimía que debían establecerse puentes inter y transdisciplinarios para poder atender a las problemáticas Bioéticas particulares, esto es, que en cada capítulo bioético, las ciencias intervinientes deben conocerse y aunarse en el esfuerzo por el logro de la aplicación científica de tecnologías en un razonamiento más humanitario y a futuro.
Hoy día, parece haber un retorno hacia lo que las universidades fueron en su origen, es decir, un conocimiento universal para el aprovechamiento de la humanidad. Es por ello que, considero, quedan muchos puentes por construir y uno de ellos es la formación más humanística de las mal llamadas “ciencias duras” – entre ellas, las Ingenierías – reconociendo y respetando el propio discurso de origen de cada una de ellas.
Ahora bien: Cómo reunir dos disciplinas aparentemente tan dispares y lograr el “romance” del que hablamos? Para ello, me permito inmiscuirme un poco en conceptos absolutamente básicos de la Termodinámica, mismos que quizás me hagan acreedora a algún tipo de “tirón de orejas” por parte de los respetados especialistas en la materia, previo aclarar que mi amigo no tomó ese derecho que le asistía, con lo cual guardo esperanzas de seguir en el mismo estado que conservo hasta la fecha.
Conforme he podido recabar, la Termodinámica se estructura en dos pilares conocidos con la denominación de “energía” y “entropía”. Energía es  una magnitud física del tipo escalar que se manifiesta en diversas formas, se mide por la capacidad de una fuerza o de un sistema para realizar trabajo mecánico; mientras que Entropía responde a magnitud termodinámica que mide la cantidad de energía de un sistema físico que no puede utilizarse para realizar trabajo mecánico, en otras palabras, la cantidad de energía que se pierde dentro de cada sistema. Entonces, estos pilares se encuentran directamente relacionados con dos leyes de la Física Termodinámica, cuales son, la de Conservación de la Energía y la del Aumento de la Entropía del Universo. Por otro lado, aparece inmediatamente un concepto propio de la asignatura: Exergía, entendida como propiedad termodinámica que mide la calidad de la energía y sirve de referencia para la valoración de la eficiencia de los procesos energéticos. En otras palabras, se trata del trabajo (energía de la mayor calidad) útil máximo que puede intercambiar un sistema que no está en equilibrio con el ambiente. Aunando Exergía y Entropía resulta que, la suma de ambos es la energía total posible del universo. Obviamente si utilizamos para cualquier labor o tarea la exergía disponible, recordando que la entropía del universo tiende a aumentar, cada vez tendremos menos energía útil disponible y mayor desperdicio de la misma, con lo que podríamos llegar a un punto sin retorno donde la entropía sea igual a la energía total. Para medir o mensurar estos parámetros, podemos ejemplificar que la entropía del sistema ecológico es la temperatura ambiente, lo que nos indica que el calentamiento global está produciendo obviamente, una disminución notable de la energía útil (exergía), o lo que es lo mismo, el uso irracional de los recursos naturales, produce reducción de los mismos, calentamiento global y, como lógica consecuencia, una disminución del trabajo útil.
Un ejemplo claro de este caso lo dan varias civilizaciones hoy desaparecidas de la faz de la Tierra, tal y como se supone el caso de los mayas, que por devastación indiscriminada de sus bosques para la producción de leña para la generación de cal para la construcción y recubrimiento de sus templos, con la clara aplicación de los principios de la Termodinámica, mismos recursos que, por su uso irracional, terminaron de manera caótica con un pueblo.
Autores como Rifkin han señalado que, cuando analizamos civilizaciones como sistemas termodinámicos, las mismas conocieron su caótico fin cuando hicieron un crecimiento desmedido en el ritmo entrópico, hecho industrial que coincide, necesariamente, con un incremento en la depredación de su medio ambiente.
Finalmente, como sostiene Thomas Kuhn, la literatura interdisciplinar tiene paradigmas base que pueden hacer que todo especialista, con verdadero espíritu y formación científica – sea estudiante o en ejercicio – pueda incorporar a su acervo intelectual más andamiajes paradigmáticos a su disciplina y profesión para dar universalmente soluciones a la humanidad.
Por supuesto que ello requiere de catedráticos comprometidos con la intelectualidad, descontentos de conformarse únicamente con la literatura técnica disponible y atender de modo dedicado al sistema general de las ciencias y sus potenciales crisis.     
Como reza el refrán popular, la mejor educación se da con el ejemplo.

Dra. Laura A. Albarellos
GEObs UNESCO
SIDEGEB

No hay comentarios:

Publicar un comentario